Sensaciones únicas, típicas de la zona.
Todo es rico, rabiosamente sabroso. Muchos platos son un susurro interior, como las ancas de rana; amenizados con el romper de el paisaje y el sabor especial que inunda la receta de una exquisita tilapia –de la que, por cierto, vale comerse hasta las espinas–.
La cocina moderna está entrando poco a poco en la gastronomía zamorana. Sin embargo, es la comida típica la que prevalece tanto en la mesa de los zamoranos como en la mayoría de los restaurantes, conservando en su preparación los rituales de la época de los colonos y mineros. Todo es rico, rabiosamente sabroso. Muchos platos son un susurro interior, como las ancas de rana; amenizados con el romper de el paisaje; o el sabor especial que inunda la receta de una exquisita tilapia –de la que, por cierto, vale comerse hasta las espinas–, son solo el inicio de un viaje donde el paladar será el protagonista en tierras zamoranas.
Siempre lo decimos: el que llega a Cumbaratza, por alguna razón, nunca más se va. Quizá no se trate solo de la presencia física, que cala hondo, como los imponentes, cómodos y atractivos centros de hospedaje que posee. El mejor preámbulo para estas decisiones: los sabores contundentes, la cocina honesta y sencilla, y los platos equilibrados. Todos con el río Zamora como telón de fondo y con su materia prima en el corazón de cada receta.
Dónde comer y dormir







